Nueva York, 10 de marzo, 2016. El pasado martes se confirmó que su mujer durante más de dos décadas, la modelo Iman, recibirá la mitad de su fortuna: 50 millones de dólares (45.3 millones de euros), más el apartamento de dos áticos combinados que compartían en el Soho de Nueva York desde 1999.
La ejecución del testamento de David Bowie sigue en los juzgados, un mes después de que el documento de 20 folios fuera revelado, cumpliendo con las voluntades del artista.
Alexandria, Lexi, la hija de Bowie e Iman, recibirá 25 millones de dólares (22.6 millones de euros) y una casa de montaña en el estado de Nueva York cuando cumpla los 25 años. También se ha sabido que la joven, de 15 años, nombró al abogado Peter Valente como el guardián legal de su herencia. El hijo que el artista tuvo con su primera mujer, Angela Barnett, el director de cine Duncan Jones, de 45 años, recibirá también 25 millones de dólares, inmediatamente.
En el documento presentado el pasado mes de enero en los juzgados de Nueva York bajo el título “Último deseo y testamento de David R. Jones”, nombre oficial del cantante que nunca legalizó su apellido artístico, también incluía partidas de su fortuna valorada en más de 100 millones de dólares (90.6 millones de euros) a otras personas de su entorno. Hasta ahora se sabe que Bowie dejó dos millones de dólares (1.8 millones de euros) a Corinne ‘Coco’ Schwab, su asistente personal desde los años setenta, más acciones de la compañía Opossum Inc., según contó Page Six. Y, además, dejó un millón de dólares (900 000 euros) a Marion Skene, la niñera de su hijo Duncan Jones, a quien este considera “una segunda madre”.
En el testamento, firmado en agosto de 2004, David Bowie especificó que su funeral se realizara en la más estricta soledad. El cantante tampoco había compartido su enfermedad más que con un círculo muy pequeño de confianza. De acuerdo con el certificado de defunción, dice Vanity Fair, su cuerpo fue incinerado pocos días después de su muerte, en enero, en Nueva Jersey sin familia ni amigos presentes.
El artista dejó dicho en su testamento que su cuerpo fuera incinerado en Bali, su isla favorita, que descubrió en los años ochenta de vacaciones con Iggy Pop y se hiciera “siguiendo los ritos budistas”, y sus cenizas fueran esparcidas allí después. Pero en el documento anotaba que “si no era práctico”, podían incinerarle en otro lugar más conveniente y más tarde llevar sus cenizas a Bali, donde sus allegados sí celebrarían una ceremonia de despedida privada.
Fuente: El País