miércoles, 4 de junio de 2014

Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, acompañada por el violinista británico Irvine Arditti, se presentará en el Palacio de Bellas Artes

El programa estará integrado por piezas clásicas del siglo XX que requieren de gran precisión para el solista y los miembros de la orquesta, señaló el director artístico de la agrupación, José Areán

En el marco del 80 Aniversario del Palacio de Bellas Artes, la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) no podía faltar, dijo José Areán, director artístico de la agrupación que se presentará el sábado 14 de junio, a las 19:00 horas, en la Sala principal del recinto de mármol, en compañía del violinista británico Irvine Arditti, a quien considera uno de los más grandes exponentes de este instrumento de cuerdas en la música contemporánea.

Será un programa espectacular, dijo Areán, y señaló que estará integrado por piezas clásicas del siglo XX que requieren de gran precisión para el solista y los miembros de la orquesta.

En la primera parte del concierto se interpretará el Concierto para violín de György Ligeti, en el que tiene gran relevancia el violín principal –que ejecutará Arditti–, el segundo violín y la primera viola. “En el caso de los violines, se utilizarán instrumentos especiales, ya que deben estar ‘desafinados’ con ciertas reglas para poder emitir el sonido muy particular de aparente desincronización entre los instrumentos, por lo que existe una gran expectación de lo que pueda suceder en el concierto”, dijo Areán.

“Es una obra que requiere de un oído impresionante para percibir el acorde disonante, cualidad que posee Irvine Arditti. Es impresionante su virtuosismo”, señaló el conductor de la OFCM, quien agregó que Arditti no ha reinventado la técnica del instrumento, “sino que es generador de una nueva técnica.”

La segunda parte del programa estará dedicada a Richard Strauss en el 150 Aniversario de su natalicio, de quien se interpretará Una vida de héroe, obra monumental que habla de la vida misma del autor.

A través de esta obra, Strauss plasmó su búsqueda de la espiritualidad por medio del arte y el artista, ya que anteriormente había declarado que la espiritualidad no se alcanza por la religión.

Esta obra es la descripción de la vida de un artista que se debate filosóficamente ante la vida y termina con su muerte, por lo que se puede pensar que Strauss pensaba que él era ese héroe.

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